La música y la educación han sido dos elementos que, en el cine contemporáneo, se han dejado llevar para contar historias que suelen encontrar su nicho inspirador en lo verídico o la imaginación de sus creadores, desde historia que hacen un recuento biográfico de algún compositor como sería Amadeus (Forman, 1984), Los Doors (Stone, 1991), Shine ( Hicks, 1996) Soñadoras (Condon, 2006) a cintas donde la educación y la música hacen una mancuernas para contar historias más intimistas, de anhelos, sueños y esperanzas como serían los casos de Los chicos del coro (Barratier, 2004), August Rush (Sheridan, 2007), Letra y música (Lawrence, 2007), serían algunos ejemplos que han dejado un agradable sabor de boca entre los afincionados al cine.
Es en esa perspectiva donde se ubica la cinta Whiplahs (Teller, 2022), cinta que vuelve a recrear el universo formativo de quienes quieren dedicarse profesionalmente a la música, para encontrar en el jazz una fuente de inspiración, pero sobre todo el objetivo vital para pensar su mañana. Así, su protagonista, Andrew Neiman (Miles Teller), es un joven quien desde temprana edad se aficionó a la batería, por lo que siendo un tipo de 19 años, es llegar a destacar en el competido mundo de la música; por lo que decide entrar a una de las escuelas de élite en donde se tropieza con un afamado músico, director y maestro: Terence Fletcher (J.K Simmons), un tiránico profesor que hace del insulto, la ofensa, el terror pedagógico, una personalísima forma de acompañar las dotes de quienes desean dedicarse al jazz.