El
aura de Fabián Bielinsky se puede definir como oscura, paciente y boscosa, anda
a tientas, se nota el sigilo hasta para hablar, es una obra visual, solemne,
grave.
La
película es el personaje del taxidermista o como dijo Darín, el guion es el
seguimiento del pensamiento de este personaje, un pensamiento
interrumpido por ataques repentinos de epilepsia, no hay ninguna escena en
donde el protagonista no intervenga, está en todas las secuencias. El personaje
principal es el que marca el tiempo, el pulso, el ritmo, el tono, la película entera.
Esta
característica ubica al espectador en un lugar de absoluta inseguridad acerca
de todo lo que ocurre, por ejem, se nos revela que siempre a través del personaje
que hay fragmentos que fueron pura y exclusiva imaginación y delirio del protagonista,
lo único que puede afirmarse con total seguridad es la existencia del personaje
central que funciona como motor para el desarrollo de la trama.
En
el aura hay varios detalles que nos dan la pauta de que todo puede ser una
proyección del personaje de Darin, uno de ellos es el sobre que recibe de su
mujer cuando ésta lo abandona, es idéntico al que Diana, Dolores Fonsi le deja
a su hermano julio Nahuel Pérez, la situación también es la misma, la de irse y
dejar una carta de despedida, además como no se sabe el nombre del taxidermista
no se puede asegurar que ese sobre no sea para él.
Inmediatamente
después de la misteriosa escena del banco en la que Darín está tirado en el
suelo frente a un cajero automático nos introducimos en el mundo del personaje,
en su espacio y su oficio, por algunos recortes de diario nos damos cuenta que le
interesan los policiales, esta intimidad es interrumpida por su mujer que
aparece por única vez detrás del vidrio martillado de la puerta del taller,
acto seguido el protagonista sube el volumen de la muisca queriendo ignorar cualquier
intromisión, minutos después en la administración del museo haciendo la fila
para cobrar sus trabajos Ricardo Darín y Alejandro Awada comparten una escena
impecable en la que nuestro protagonista le cuenta a su colega como hacer
un robo perfecto en un minuto, se
producen planos circulares con una música incidental que apelan a la concentración
del espectador. Se escenifica el retrato de Darín sin hacer ningún juego de
luces ni utilizar ningún tipo de efecto se desparraman las piezas de su pensamiento
y todo se entiende perfectamente. Cuando los ladrones se retiran por las
pasarelas la cámara vuelve al mismo lugar y todo esta como si nada hubiera
pasado. Un detalle, en toda la película no hay ni un solo policía sólo parecen
2 y por medio de la imaginación de personaje de Darín y lo hacen a través del
vidrio martillado de la puerta de la administración al igual que su mujer que
se ve borrosa detrás del mismo espejo, quizá esto no es más que un por menor
pero no deja de ser simbólico para Entender aún más la psicología del
personaje, que la única aparición de la mujer sea parecida a como se proyecta
la autoridad policial en su fantasía de efectuar un robo, la policía de alguna
manera representa la represión de una libertad.
Cuando
invitan a nuestro personaje a cazar siervos en el sur, este se niega pero al
llegar a su casa y darse cuenta de que su mujer se llevo sus cosas y se fue dejando
solo una carta cambia de opinión, se sienta al pie de la cama deja el sobre a
un costado sin leerlo y empieza a oírse un piano suave, continuación se produce
una escena de montaje perfecta, se produce un quiebre en el que el protagonista
queda como paralizado en una misma posición al cotado izquierdo de la pantalla
y el escenario va cambiando detrás, sin moverse, es como si se trasportara de
manera fantasmal, oníricamente y sin bloqueos ni barras de ningún tipo sus fantasías
quedaran liberadas.
Prevalece
durante toda la película esta actitud pasiva de parte del personaje principal,
el mismo personaje tan callado y con tan poca iniciativa se abre únicamente ante
Diana, con la que parece tener una confianza especial, a ella le cuenta con
detalles lo que siente unos segundos antes de sufrir un ataque epiléptico, hay
un momento un cambio, los médicos le dicen aura, dicen el personaje de Darín,
en el aura esta el nudo, el centro de este personaje tan dimensional, dice también
que se abre un apertura en su cabeza que deja pasar cosas, no está de más decir
que tanto la policía como su mujer se ven detrás de una puerta secreta, que
cosas quiere saber Diana, ruidos, música, voces, imágenes colores, olores, profundiza
en los olores y nombra tres cosas fundamentales, olor a escuela, a cocina y a
familia, es en este momento que nuestro protagonista se deja ver entero y detrás
de las palabras como de las puertas uno puede vislumbrar una añoranza de lo
pudo haber sido, como si detrás de las puertas cerradas se escondiera un niño
con una infancia interrumpida, un hombre roto, después habla de la libertad de no
poder elegir, de no tener el agobio de las distintas alternativas, de la falta
de opción, no hay nada para decidir y uno se entrega. La niñez, lo frágil y lo
inocente se manifiesta repetidas veces en el protagonista; en la administración
del museo cuando dice como robar el botín en un minuto reconoce que es un
jugador atento y no se olvida nada de lo que ve, cuando van a casar en el
bosque se produce una provocación y un enfrentamiento casi infantil entre estos
dos personajes y el personaje de Darin le dice que no lo conoce, al mismo
tiempo y en contraposición en el prota hay un desgaste y cansancio propio de
una persona adulta, un clima lúgubre y sombrío invade cada plano, la película
no tiene ni una pista de humor. Así mismo ninguno de los personajes secundarios
aporta un rastro de alegría y si bien la película gira entorno al protagonista todos
están perfectamente diseñados, tiene una vida propia, responden a una cosa
particular y siguen una línea conductual, no están por estar, no cumplen un
roll utilitario, no son meramente funcionales para el desarrollo de la trama.
Al final se abre un
abanico de posibilidades de maneras de mirar, interpretar y analizar todo lo sucedido,
se vuelve al principio, al día miércoles, al taller del taxidermista con la
misma muisca del concierto de cuerdas, lo vemos a él vestido de otra manera y trabajando
sobre un animal distinto sin su mujer en la casa. La cámara recorre el espacio,
el final es reticente, como lo es también el personaje que inunda la película entera,
en esa reticencia podemos encontrar miles de aristas de lecturas ocultas detrás
de un velo imaginario, el busto del siervo y la mirada inquietante de perro son
indicios de todo lo que vimos no fue solo una proyección del protagonista, pero
nada nos indica que no pudieron haber estado siempre ahí. La película es un circulo
que no termina nunca de cerrar, es el abismo de un hombre, sus pensamientos, su
imaginación y su existencia interrumpida.