Cafarnaúm (2018)

Por: Juan Antonio

La pobreza impacta profundamente en los niños de múltiples maneras. En primer lugar, restringe su acceso a servicios esenciales, como educación de calidad, atención médica, nutrición adecuada y vivienda segura. Los niños en hogares pobres tienen más probabilidades de sufrir enfermedades debido a la falta de acceso a servicios de salud y a una alimentación adecuada. Además, esta vulnerabilidad se ve agravada por la inseguridad. Todos estos aspectos se abordan de manera efectiva e impactante en la película Cafarnaúm (2018), dirigida por Nadine Labaki.

Cafarnaúm (2018, Labaki) es una conmovedora película que nos adentra en las profundidades de la pobreza y su impacto en los niños, uno de los sectores más vulnerables de la sociedad. La trama se centra en Zain, un niño de 12 años que interpone una demanda contra sus padres por el crimen de haberlo traído al mundo en condiciones de extrema pobreza, sufriendo maltrato y negligencia por parte de ellos.

Los personajes centrales de la película son Zain y Rahil. Zain es un niño libanés de aproximadamente 12 años, aunque su edad exacta es incierta pues carece de documentos oficiales que confirmen su fecha de nacimiento. A lo largo del filme, se revela que Zain es una persona madura y autosuficiente, características forjadas por las duras experiencias que ha tenido que enfrentar. Por otro lado, Rahil es una trabajadora migrante sin documentación legal, lo que la obliga a trabajar como limpiadora en un parque gracias a documentos falsos. Rahil lucha incansablemente por sobrevivir y sostener a su pequeño hijo, Yonas.

El análisis de la película Cafarnaúm (2018, Labaki) utilizando el modelo teórico narrativo nos ayuda a entender cómo la estructura de la narración, el desarrollo de los personajes y los eventos importantes se combinan para comunicar los temas y emociones de la historia. Este modelo nos permite ver cómo cada elemento de la película contribuye a construir un mensaje impactante y a transmitir los sentimientos que la directora desea explorar.

La película comienza con una estructura narrativa no lineal, introduciéndonos a una escena intensa en un tribunal donde Zain está demandando a sus padres. Esta apertura establece inmediatamente un tono de intriga e impulsa al espectador a cuestionarse qué circunstancias llevaron a un niño a tomar una decisión tan drástica, especialmente al verlo encadenado.

El desarrollo del personaje de Zain es esencial en la narrativa de la película. A través de sus vivencias, nosotros como espectadores nos sumergimos en un mundo marcado por el abandono y la lucha, observando cómo un niño se ve obligado a madurar demasiado pronto. La película no solo muestra los desafíos que enfrenta Zain, sino también su ingenio e inteligencia. Rahil, la trabajadora migrante que acoge a Zain en su casa, junto con su bebé Yonas, son igualmente importantes, ya que encarnan otra faceta de la vulnerabilidad y la lucha por sobrevivir en un entorno hostil.

Quedé fascinado con la cinematografía del largometraje, el cual es un elemento clave que no solo realza la narrativa visual mediante planos impresionantes, sino que también profundiza el impacto emocional de la historia. Labaki emplea un estilo de cámara en mano para seguir de cerca el día a día de Zain. Este método aporta una sensación de alerta y de inestabilidad. 

La utilización de primeros planos intensos permite una conexión emocional profunda con los personajes, destacando sus emociones. En conclusión, la cinematografía de Cafarnaúm (2018, Labaki) no es solo una técnica visual; es una extensión de la narrativa que ayuda a contar la historia de Zain.