Nosferatu (1922)
El Expresionismo alemán fue un movimiento artístico que surgió después de la Primera Guerra Mundial, como una forma de reflejar los miedos, el caos social y las emociones intensas de esa época. En el cine, este estilo se tradujo en escenarios extraños, juegos de luces y sombras muy marcados, personajes exagerados y una atmósfera oscura. Una de las películas más representativas de este movimiento es Nosferatu (1922), dirigida por F. Murnau. Esta pelicula no solo es una de las primeras adaptaciones de Drácula, sino que también marcó un antes y un después en la forma de representar el miedo en pantalla.
Nosferatu es considerada la primera gran película de vampiros. La historia es muy similar a la de Drácula: un joven llamado Hutter viaja a Transilvania para cerrar un trato con el conde Orlok, quien resulta ser un vampiro. Al llegar a la ciudad, Orlok lleva consigo la peste y amenaza con destruirlo todo.
La figura del conde Orlok, interpretado por Max Schreck, es uno de los elementos más impactantes. Su apariencia es completamente distinta a la del típico vampiro elegante: es calvo, con orejas puntiagudas, uñas largas y una mirada escalofriante. Más que un seductor, Orlok representa la enfermedad, la muerte y lo desconocido.
La película aprovecha al máximo los recursos expresionistas: sombras que se mueven, escenarios que parecen sacados de una pesadilla, y encuadres que rompen con lo tradicional. Todo esto genera una sensación de incomodidad y tensión constante. Además, se usaron técnicas innovadoras cámara acelerada y juegos de luz para dar vida al horror sin necesidad de diálogos o efectos especiales.
Nosferatu fue una adaptación no autorizada de la novela de Bram Stoker. Para evitar problemas legales, los realizadores cambiaron nombres y detalles: Drácula se convirtió en Orlok, Jonathan Harker en Hutter, Mina en Ellen, y Londres en Wisborg. Sin embargo, la viuda de Stoker demandó y pidió que todas las copias fueran destruidas. Por suerte, algunas sobrevivieron.
A partir de esta película, la figura del vampiro en el cine fue cambiando. De ser un monstruo aterrador, se transformó con el tiempo en un símbolo de otros miedos más personales: el deseo, la soledad, la inmortalidad o la represión. Desde Entrevista con el vampiro hasta Twilight, el mito del vampiro se ha adaptado a los gustos y preocupaciones de cada época.
A pesar de tener más de 100 años, Nosferatu sigue siendo una obra poderosa. Su forma de mostrar el miedo, su simbolismo y su impacto visual siguen influyendo en el cine actual. Más que una película antigua, es una pieza clave para entender cómo el cine aprendió a asustarnos. Y sin duda, Orlok sigue siendo una de las sombras más inquietantes del séptimo arte.
Joaquín:
ResponderEliminarGracias por tu participación.
Si bien la primera parte del trabajo cumple en lo general con lo pedido, una vez más hay aspectos que apenas por encima tocas. Es importante que hagas un esfuerzo mayor. La figura del vampiro ha observado una evaluación tan profunda que daba para muchas cosas que decir, pero apenas y lo haces.