miércoles, 11 de mayo de 2022

El aura.
Fabián Bielinsky. 2005.

Por: Gerardo García Caamaño.

·   Fase previa:

El aura es una película argentina de 2005 dirigida por Fabián Bielinsky. Fabián venía de grabar su primera cinta llamada “Nueve reinas” y tanto Bielinsky como Ricardo Darín (Esteban en “El Aura”), en el papel protagónico, fueron calurosamente aplaudidos por la crítica.

Para ese entonces, ya tenía guion para su segundo largometraje, también protagonizado por Darín. El aura se rodó en 2004; el guion, más ajustado que el precedente, desarrollaba los temas clásicos del cine negro, siguiendo a un taxidermista con gran memoria espacial, plena de obsesiones morbosas.

Para la población argentina fue una película inédita, pues las producciones fílmicas en ese país no eran tan buenas e interesantes para ellos, sin embargo, Nueve reinas, El aura y sobre todo Bielinsky le permitieron al pueblo argentino adentrarse a un nuevo mundo.

También, a los críticos. Pablo Scholz, del diario Clarín, la calificó “excelente”. Diego Batlle del diario La Nación también dio la máxima calificación a “El aura”, elogiando “una actuación prodigiosa” por parte de Ricardo Darín. También Horacio Bernades del diario Página/12 dio al film la calificación de 10/10 puntos.

La película se estrenó el 15 de septiembre del 2005, en 54 cines, siendo distribuida por Buena Vista International. Durante su recorrido recibió 584.150 espectadores en Argentina, con una recaudación de $1,458,848 dólares, siendo un éxito de taquilla y manteniéndose en el primer puesto del Top 10 en sus primeras dos semanas. Tiene una recaudación mundial de $1,785, 981 dólares.

AVH editó el VHS y DVD de la película en septiembre del 2005, con audio español 5.1 y 2.0 y subtítulos en portugués y español.

El 12 de junio del 2006, AVH lanzó la edición especial de dos discos, incluyendo como extras los tráileres de cine, TV spots, La creación de El Aura, Storyboards, Escenas eliminadas y extendidas, Ficha artística, Ficha técnica, Sinopsis, Filmografías y Bocetos de escenografía.

 


Fase descriptiva:

Con un aire de thriller psicológico, Bielinsky se toma su tiempo para construir un personaje misterioso y callado, espina dorsal de la película: un hombre honesto y de pocas palabras que, de una forma extraña, vive obsesionado con el delito.

El aura narra en primera persona el alucinado viaje de Esteban (Ricardo Darín), un taxidermista parco e introvertido con una extraña obsesión para un hombre honesto: durante los últimos años, una y otra vez ha planeado e imaginado los asaltos más perfectos y exitosos, siempre a fuerza de una inteligencia que, según él, lo diferencia de lo que pasa allí afuera, la lucha de "tontos contra tontos": policías y ladrones. Él podría hacerlo mejor que nadie.

Alejado de su hábitat urbano y llevado a los lejanos bosques del sur a compartir una jornada de caza, un trágico accidente lo conecta inesperadamente con la posibilidad de ejecutar un verdadero delito: el asalto a un camión blindado que lleva las ganancias de un casino de la zona. Movido primero por una morbosa curiosidad, y más tarde por una inexorable corriente de acontecimientos, el taxidermista se verá proyectado hacia sus fantasías, armando pieza a pieza un rompecabezas que lo irá encerrando sin remedio.

 

·       Fase descriptiva-interpretativa:

Bielinsky narra una historia amparada en dos esferas contrapuestas: el mundo mental y el entorno físico de Esteban. En el primero tal que una consagración platónica al ideal del pensamiento humano, todos los planes encajan, tienen su sentido y tempo correcto, llegando a una resolución armónica, sensata y racional; el segundo mundo es caótico, responde a las coordenadas ajenas de un entorno que Esteban no puede controlar.

El abandono de su mujer, su incapacidad para matar a un ciervo, el deseo hacia la hospedera, su necesidad de huir de la monotonía que le ha disecado en vida le lleva a cruzar la frontera hacia un territorio desconocido. De alguna manera Esteban escoge el reino del “aura” en perjuicio del laboratorio de taxidermia. En vez de interactuar con sujetos ya muertos, se inmiscuye en la vida y la muerte de los vivos. Es en ese momento cuando el personaje de Ricardo Darín se interna en la puerta abierta hacia sus mente, y también hacia las emociones que hasta entonces estaban reprimidas. Siente la libertad del riesgo, lejos de la ciudad, de su entorno inmediato, allí donde es un recién llegado y un desconocido entre desconocidos, el bosque, un no-espacio ilimitado.

El hecho de que toda la acción se precipite a la tragedia a causa de un despiste de Esteban acentúa su petulancia ya presumida al principio de la película; asimismo enfrenta la perfección mental ante la imperfección multifacética del mundo físico, enfrentando no solo los datos fríos necesarios para solventar un rompecabezas, sino incluyendo el universo de intereses ardientes y circunstancias vaporosas que acompañan a cada individuo.

A mi manera de ver, la historia subraya lo impredecible del comportamiento humano, no solo del protagonista sino de todos los participantes en el relato. Amén del capricho contenido en las decisiones inesperadas de un fatum enclavado en el centro mismo del complot: que Esteban pase por alto una información clave, que el guarda caiga víctima de un asalto fallido, que los sicarios sean demasiado avariciosos, que el cuñado sea tan estúpido como para creerlos a todos, que la mujer no sea imbécil y se huela el problema en el que podían estar metidos, que el verdadero cerebro de la operación se interponga entre un ciervo y un cazador nervioso e inexperto. Todo lo que llega desde fuera del plan lo modifica, lo empuja y sacude, corrigiendo el itinerario planeado por Esteban, convirtiendo la vida de todos y cada uno de los agentes interventores en un puro especular sin freno. En un sistema absolutamente abierto.

 

·       Fase interpretativa:

Al final del filme se abre un abanico de posibilidades de distintas maneras de mirar e interpretar de pensar y re significar. Después de todo lo sucedido se vuelve al principio, al día miércoles, al taller del taxidermista con la misma música y estética del concierto para cuerdas a la rústica de Vivaldi, lo vemos a él vestido de otra manera y trabajando sobre un animal distinto, sin su mujer en la casa. La cámara recorre el espacio y vemos también la osamenta del gusto de un colorado y la mirada cómplice del perro de Dietrich, el final es reticente, como lo es también el personaje que inunda la película entera en esa reticencia. Podemos encontrar miles de aristas de lecturas ocultas detrás número imaginario el busto del siervo y la mirada inquietante del perro son indicios de que todo lo que vimos no fue sólo una proyección del protagonista, pero nada nos indica que no puedan haber estado siempre ahí. La película es un círculo que no termina nunca de cerrar, un círculo permanentemente abierto o un espiral infinito, es el abismo de un hombre su pensamiento su imaginación y su existencia interrumpida.


1 comentario:

  1. Gerardo:
    Gracias por su colaboración. Como ha venido siendo costumbre, cumple con consistencia cada uno de los criterios establecidos. El último punto sobre la interpretación, me parece bien el análisis descriptivo que hace, pero me quedé con las ganas de leer qué pensaba de todo lo que resultado al final.

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